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Dudas sobre el tráfico de armas a Colombia revelado por Fujimori

Pasan los días y más se desinfla el destape de la desarticulación de una red internacional traficante de armas con destino a la guerrilla colombiana, que el lunes anunciaron a bombo y platillo el presidente peruano, Alberto Fujimori, y su asesor del servicio secreto, Vladimiro Montesinos. Los dos resaltaron la eficiencia del servicio de contraespionaje peruano, desacreditaron al de Colombia y presentaron los hechos como si se tratara de una contribución a la paz regional. Tres de los Gobiernos implicados, Colombia, Jordania y España (por los que, según Fujimori, pasó un cargamento de fusiles), desmienten tajantemente la información y han dejado a los dos altos cargos en evidencia. Ya está claro que la desarticulación de la red es antigua, ocurrió por lo menos hace un año y fue publicada en la prensa peruana con otros detalles. El diario El Comercio recordó que dos de los detenidos mencionados fueron capturados por la policía peruana en marzo de 1999.

Santiago Pedraglio, experto en seguridad, lanza tres hipótesis para explicar este tinglado. Que Fujimori busca un enemigo externo en Colombia para enfrentar su debilidad interna. Que el temido y odiado Montesinos no será destuido. O que el Gobierno podría estar tratando de cubrir los "negocios" de algún militar peruano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de agosto de 2000