. A las once y media, la plaza del Arriaga será el punto de partida de la carrera popular Hiri Krosa. Sesenta minutos después, la Banda municipal de música actúa en el quiosco del Arenal, y a la una, el programa se amplía con las bilbainadas de Bilbotarrak por las Siete Calles, para acompañar el poteo, y con bertsolaris en la plaza de Santiago. A las cinco, comienzan las despedidas. Snif. Le toca primero a la txikigunea que organiza una fiesta final para los niños en el muelle de Ripa, le sigue la última exhibición de danzas vascas en la plaza Nueva, a las siete, y así, hasta el gran fin de fiestas.Se va la rubiaPara que no h
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Hoy se va Marijaia. Empieza a despedirse con el último txupin a las diez, entre los olores del estofado de rabo de toro que se cocinará desde primera hora en el Arenal y con la final del torneo de pelota de la Aste Nagusia 2000, que arranca en el frontón de La Esperanza a las once. A esa misma hora, comienza el pasacalles por el Casco Viejo con los inofensivos gigantes y los traviesos cabezudos que bailarán al son de txistus y gaitas.Pero no es ésta la única ocasión del día para admirar a los gigantes. Al mediodía, hay una concentración de estos enormes muñecos en El Arenal, un espacio que los gigantes bilbaínos tendrán que compartir con colegas de otras localidades vascas. El espectáculo será de altura
aya tristeza, aunque la rubia se nos va, el grupo de teatro Gaitzerdi ha preparado un espectáculo de luz y sonido tan espectacular, valga la redundancia, que la quema de Mariajia casi ni se va a notar. Verán. Una pasarela en forma de cruz con enormes aspas de 20 y 25 metros de largo por otros seis de ancho elevará sobre la plaza del Arriaga a la reina de las fiestas. En el espectáculo del adiós, habrá bicicletas, quads, karts y otros originales vehículos que irrumpirán en diferentes momentos de los seis actos en que se divide la coreografía. Actuará también la compañía francesa Os Zingos, que durante cinco minutos mostrará lo mejor de su repertorio, con un telón de fondo excepcional. Gaitzerdi ha integrado en el espectáculo al teatro Arriaga; sus balconadas se iluminarán y acogerán una performance teatral con personajes enmascarados y vestidos de negro. Después de este despliegue, sólo queda quemar a Marijaia. Eso es inevitable. Qué le vamos a hacer. Lo harán cuatro actores con antorchas, dando a la quema un aspecto ritual y mitológico. Y después, el broche final. El bilbaíno Francis, de Doctor Deseo, y Aiora, del grupo Zea Mays, interpretarán la canción de Marijaia e invitarán al público a secundarles. Así que afinen las voces para este momento. El año que viene más. Y mejor. Hasta el 2001.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de agosto de 2000