Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

A levantar el vuelo

La selección se exige recuperar en Bosnia estima y referencia futbolística

Mañana, frente a Bosnia, empiezan los partidos para sacar un billete del Mundial 2002, un objetivo accesible para el grupo español. Las secuelas de la Eurocopa 2000, sin embargo, son tan dolorosas que necesitan tratamiento. Había tanta confianza en el equipo que la eliminación en cuartos de final, aunque fuera ante el campeón continental y mundial, provocó el desánimo entre la hinchada, alentada por la sensación de que creía haber encontrado por fin a la selección de verdad.La resaca, consecuentemente, es pesada, y más jugando en septiembre, que nunca fue buen mes para la selección. Ya pasó con Vicente Miera: España perdió con Islandia en la fase de clasificación para la Eurocopa 92. Y se repitió con Clemente: el partido siguiente a la eliminación en el Mundial-98 se saldó con una sonora derrota en Chipre que comportó la partida del seleccionador. La sintomatología no es tan preocupante en el caso de Camacho, al que de momento se respeta, aunque tanto el seleccionador como la selección han perdido referencia.

La inestabilidad del equipo, golpeado duramente en el último amistoso disputado en Alemania (4-1), afecta de alguna manera desde el portero al delantero centro. La selección viene tomando prácticamente tantos goles como ocasiones le generan: en los primeros 11 partidos de Camacho, hasta que acabó la fase de clasificación para el Europeo, España marcó 48 goles y encajó sólo seis, mientras que en los otros 12 posteriores ha metido 16 y recibido 14, por no recordar los tres últimos, saldados con nueve tantos en contra.

El marcador explica la inestabilidad de la portería: el seleccionador ha llegado a convocar a siete porteros (Cañizares, Molina, Toni, Juanmi, César, Casillas y Esteban), de los que seis ya han debutado. La selección también ha perdido fecundidad: minada o no por las lesiones o ausencias de Morientes, le cuesta hacer goles, sobre todo ante rivales armados. Las discusiones tácticas hablan del desgaste de la selección y de cierta pérdida de identidad.

A Camacho le corresponde reencontrar el equilibrio y redefinir un plan de juego que siempre pareció correcto. A falta de un buen estado de forma, en Bosnia se impone levantar el vuelo para no caer en el derrotismo y empezar a revisar el enésimo proyecto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de septiembre de 2000