Dos modas del teatro se cumplen aquí: una, el trato a la pareja, sus situaciones actuales, los caracteres de él y de ella; otra, la de fijar estas observaciones o apuntes en una compañía muy reducida, de forma que los cuadros brevísimos sean interpretados por los mismos actores. Son, en esta ocasión, cuatro actores gratos, y representan con la misma ligereza, simpatía y dulzura que contiene el texto, que viene de Estados Unidos -también es característico-; y cantan como actores, más que como cantantes, la música que toca en escena un pequeño combo muy justo, muy bien empastado entre sí y con los cantantes.No va muy lejos, pero distrae, se puede encontrar ingenio, y esas verdades un poco duras que aparecen siempre detrás de la dulce broma. Me sorprendió el domingo una fila larga en la taquilla para recoger las entradas previamente encargadas, y un teatro lleno, sin resquicios, que también sin disensiones se reía. Con gente joven y personas mayores: sin duda se identificaban con lo que veían y escuchaban, y se sentían ayudados a disolver sus tensiones. Hubo ovaciones que no terminaban: ladridos de coyote entusiasmado, gritos de bravo. Todos, en escenario y abajo, estaban contentos.
Te quiero, eres perfecto, ya te cambiaré
Autor: Joe Dipietro y Jimmy Roberts. Intérpretes: Silvia Marsó, Miguel del Arco, Carmen Conesa, Víctor Ullate, Karmele Aranburu, Israel Elejalde. Dirección: Esteve Ferrer. Teatro Marquina. Madrid, 3 de septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de septiembre de 2000