La monitora del curso de inglés, Paula Helguero, y familiares de las dos víctimas españolas están citadas como testigos de la instrucción pública. Pero el dolor de la tragedia les ha llevado a declinar la invitación de Omagh. No quieren revivir los hechos y circunstancias en una reconstrucción que, como señala su abogado, "aportará pocos detalles novedosos y no les devolverá a sus hijos". Dos familias de la localidad de Buncrana, donde Fernando Blasco y Rocío Abad se hospedaron el verano de 1998, se han prestado a sustituir a sus respectivos familiares la jornada que salgan a relucir las circunstancias de ambos asesinatos. "Aseguramos así que ambos jóvenes tendrán presencia humana, de gente que les conoció, cuando se detallen cómo y dónde murieron. Los Gallagher y los Cuttiffe estarán aquí en lugar de las familias Blasco y Abad. Hemos hablado con ellos y la decisión se tomó hace unos días", confirma el padre Bradley, sacerdote de Buncrana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de septiembre de 2000