Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Renfe, una aventura

Finales de agosto, día 29, martes, extremeños que viajan a Madrid y Barcelona. Seguramente la mayoría de ellos son emigrantes que vuelven a sus lugares de residencia después de las vacaciones en Extremadura. Mi madre, que es de aquí, pero que vive allí, sale de la estación de Badajoz a las 8.15 y, según decía el billete de Renfe, la llegada a Barcelona sería a las 20.30.Tren Talgo, de los de primera generación, seguramente con 30 años, pero Talgo. Parece ser que los extremeños nos merecemos los de "solera", los que discurrieron por otras comunidades hace décadas; ahora nos tocan a nosotros.

Como la vida es aventura y riesgo, se empeña Renfe en poner estos ingredientes al final de vacaciones, y en verdad lo consigue. El tren discurre ya por la provincia de Tarragona, agotado, tirando de 25 coches, pues ya se habían incorporado los de Andalucía. Pasado Valls entra en un túnel y uno de los vagones descarrila, circula fuera de las vías, comienzan a saltar piedras sobre los cristales, y éstos, a caer sobre los viajeros. Es fácil imaginarse el susto, miedo y confusión de los pasajeros. Afortunadamente, no hay heridos físicos. Contusiones, pequeños cortes y mucho miedo.

Podría ser la pequeña crónica de un accidente más, pero no es ése el interés de este escrito. Quiero denunciar la inoperancia absoluta de Renfe, por muy buena intención que tuvieran algunos empleados. Ineficacia por la información que se nos dio a los familiares que esperábamos; por la falta de atención recibida por parte de los viajeros; por las cinco horas que estuvieron metidos en el tren, sin luz, sin asistencia médica y sin comida, y por las ocho horas que les costó trasladarles desde Valls (Tarragona) hasta Barcelona. Y más, las mentiras. Fuentes de Renfe informan de que en el vagón que descarriló no viajaba ninguna persona, por ser el de servicio. El vagón 111 descarriló e iba completo de viajeros; entre ellos, mi madre. ¡Respétese a los ciudadanos!- María Ángeles Martín de Prado Cidoncha. Badajoz.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de septiembre de 2000