Ocho kilómetros de la contrarreloj individual que disputarán en la ciudad de Madrid los ciclistas que alcancen la última etapa de la Vuelta a España discurrirán por la Casa de Campo, una zona donde trabajan habitualmente hasta 800 prostitutas, el 90% inmigrantes, que se sitúan junto a la carretera.La Policía Municipal vigilará atentamente esta zona para evitar que la actividad de las mujeres pueda alterar el buen funcionamiento de la prueba y traslade a España y Europa una imagen de Madrid poco decorosa.
Las mujeres que trabajan en la Casa de Campo lucen tanga y sujetador como reclamo para captar clientes. Los agentes municipales creen que las mujeres no trabajarán el próximo domingo durante la celebración de la etapa debido a la falta de clientes.
El acceso a la Casa de Campo por carretera se cortará, lo que dejará a las prostitutas en medio de un bosque por el que, entre las diez y las cinco de la tarde, sólo pasarán ciclistas. Los organizadores de la vuelta también han expresado a este periódico su preocupación por la imagen que trascienda si en el recorrido aparecen muchas prostitutas semidesnudas animando a los ciclistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de septiembre de 2000