Gervasio Deferr aterrizó ayer en el aeropuerto de Barcelona con la medalla de oro en salto -la primera de la gimnasia española en unos Juegos Olímpicos- colgada al cuello. Allí, rodeado de familiares y amigos, su padre le recibió con un arrebatado beso.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de septiembre de 2000