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El Museo de Bellas Artes descubre la ternura y la luminosidad de los últimos años de Zurbarán

Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid, 1664) es reconocido como el pintor de los monjes, de las figuras solemnes que emergen de la oscuridad del lienzo. Los historiadores y la crítica del arte han relegado durante siglos el interés del Zurbarán diferente de los últimos años de su vida, en los que cambió el tenebrismo por la luminosidad, los colores suaves y la ternura. La exposición Zurbarán. La obra final: 1650-1664, inaugurada ayer en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, subraya que el pintor cambió la manera de expresarse manteniendo una continuidad.

La maestría de Zurbarán en el tenebrismo le hizo merecedor del apelativo de Caravaggio español. Pero en los últimos 15 años de su vida abandonó las características que encumbraron su pintura y transformó su estilo. El contorno escultórico de las figuras se suavizó, utilizó colores más luminosos y atmósferas en penumbra y representó nuevos temas religiosos, como la Sagrada Familia o la Virgen con el Niño, cargados de ternura y una nueva sensibilidad.Zurbarán. La obra final: 1650-1664 descubre ese pintor diferente, hasta ahora relegado a un segundo nivel por las obras más conocidas de su juventud, creadas en su taller de Sevilla en la cumbre del éxito, y persigue mostrar la evolución del artista en la madurez. "Hábilmente y sin traicionarse Zurbarán transformó su estilo", resumió ayer en la inauguración el comisario de la exposición, Alfonso E. Pérez Sánchez. "No decae la fuerza de Zurbarán en lo fundamental, pero es más sutil y aterciopelado", agregó.

La muestra, patrocinada por la Fundación BBK, reúne 25 lienzos, de los que siete se exponen por vez primera en España y estará abierta al público hasta el 14 de enero próximo. "Han quedado muy pocas piezas de la época fuera de la exposición", aseguró el comisario. El recorrido por "el Zurbarán más próximo a nosotros", en palabras de Pérez Sánchez se abre con La Anunciación (1650), una pintura de gran formato, procedente del Museo de Filadelfia, y finaliza con una de las obras maestras de la pinacoteca bilbaína La virgen con el niño Jesús y san Juan niño, último cuadro fechado de Zurbarán, pintada dos años antes de morir.

La organización de Zurbarán. La obra final: 1650-1664 ha impulsado una investigación sobre la técnica y los materiales utilizados por el pintor, dirigida por Ana Sánchez-Lassa, conservadora del Museo de Bellas Artes.

El análisis ha revelado que a las circunstancias personales, históricas y artísticas que rodearon el cambio de estilo de Zurbarán, como la epidemia que sumió a Sevilla en una profunda crisis, la muerte de su hijo, el éxito de nuevos artistas o su traslado a Madrid, se sumaron las diferencias técnicas.

El estudio de Sánchez-Lassa, el primero que se realiza a fondo sobre los aspectos técnicos de la obra de Zurbarán, señala que mientras en la etapa sevillana los lienzos se preparaban con una tierra negra, los materiales empleados en los años posteriores, contenían pigmentos rojos. "La razón de la luz más cálida y envolvente radica en el tratamiento de los soportes", explicó la conservadora.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de octubre de 2000

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