(...) No se puede decir que la excepcional oleada de mal tiempo que azota el norte de Italia haya cogido por sorpresa al Estado. (...) Esta vez, por lo menos, nadie puede escandalizarse por graves defectos de comunicación o por la mala actuación de los equipos de socorro. A pesar de esto, el balance de este último aluvión es semejante a un boletín de guerra por lo que respecta a la pérdida de vidas humanas, en primer lugar, y a las nuevas heridas infligidas a un territorio ya golpeado por varios desastres naturales. Las personas desalojadas son innumerables y los daños económicos ingentes. Cuando se haga el recuento final, las cifras alcanzarán los miles de millones. Será necesario tener presenta esta contabilidad, porque quedarse en las medidas adoptadas por el Gobierno para afrontar esta emergencia es ilusorio. (...) Lo confirma la historia: con el impuesto sobre la gasolina estamos pagando todavía los aluviones de Florencia y Venecia de 1996. (...) los italianos piden al Gobierno y al Parlamento una prueba de seriedad y no sólo cifras que frecuentemente se convierten en papel mojado. Seriedad significa saber invertir, construyendo y no sólo demoliendo, para prever un futuro menos angustioso. Seriedad significa respetar los compromisos, evitando (...) legislar a la ligera. (...) El denominado proyecto "medioambiental", presentado en febrero de 1999, fue aprobado por el Senado en julio y acaba de pasar al Congreso para su examen. (...) Esperamos que para proteger las cuencas hídricas se cambie de actitud.Guido Gentili
Milán, 17 de octubre
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de octubre de 2000