El pasado día 11, víspera del puente del Pilar, 159 personas se disponían a comenzar unas minivacaciones de cuatro días en Palma de Mallorca. Un operador turístico ofrecía un paquete de hotel y avión. Había que pasar por la oficina del operador dos horas antes del vuelo (22.50) y allí se indicaría el mostrador de facturación. La primera noticia era el retraso de una hora por causas imputables al tráfico aéreo. Bueno, al fin y al cabo estábamos en un puente y hay retrasos. Sin embargo, a partir de ahí la pelota del retraso rodó del tejado del operador al de la aerolínea y nunca cayó al suelo, donde esperábamos los 159 pasajeros. No es el retraso en sí, que al final fue de tres horas y 20 minutos, sino de las razones que se esgrimían: el avión está en Las Palmas, pero ya viene; lo están cargando de combustible; es ese que acaba de aterrizar; es el mal tiempo, lo están limpiando... El resultado fue perder prácticamente una noche de hotel, una cena, y la mayoría, el desayuno, pues hubo quien entró en el hotel pasadas las cinco.En el regreso (22.55), el primer retraso se conocía en los hoteles con 24 horas de antelación. En el aeropuerto se sumó otra hora, luego dos, hasta que a las 4.00 se confirmó que no había tripulación para el avión. El vuelo quedó aplazado hasta las 10.15 del día siguiente y despegó de Palma a las 10.55. Doce horas de retraso.
El pasaje hubiera agradecido una mayor sinceridad y no otra vez razones pueriles que se dicen a los niños. El pasaje merecimos un trato serio, honrado, maduro, sincero, que no se nos dio. ¿Por qué se ocultó la falta de tripulación tras cinco horas de retraso?
En la llegada a Madrid-Barajas, unos cincuenta pasajeros esperamos la llegada de un responsable que reclamamos inútilmente. Solos, cansados, aburridos, mirándonos las caras unos a otros, nos fuimos a descansar de unas pequeñas vacaciones. Esperamos que las denuncias y las acciones jurídicas en marcha permitan erradicar estas situaciones.
En nuestra retina queda la última imagen del avión y del personal de pista sacando literalmente a patadas las ensaimadas mallorquinas que la compañía aérea nos aseguró serían tratadas convenientemente.- y 102 firmas más. .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de octubre de 2000