Las denuncias de irregularidades orquestadas por el régimen castrense y un fuerte despliegue militar caracterizaron ayer las últimas horas de votación en las elecciones presidenciales en Costa de Marfil. Los comicios marcan la devolución del Gobierno por parte del Ejército a la sociedad civil, pero las circunstancias en que se han organizado y la probabilidad de que sólo sirvan para que el actual líder golpista, general Robert Guei, se mantenga en el poder, proyectan sombras sobre su credibilidad. Poco antes del cierre de los colegios electorales la oposición multiplicó sus acusaciones de que los militares trasladaron a muchos electores a los cuarteles para ofrecerles dinero a cambio de votos para Guei. Las denuncias se suman al desconcierto creado en algunos colegios, donde la falta de material electoral generó confusión entre muchas personas que no pudieron de depositar su sufragio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de octubre de 2000