El informe técnico de la Consejería de Cultura, deja bien claro que la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez de Valencia, a través del Cabanyal, es nocivo para el barrio, en su conjunto (tomado como un bien de interés cultural) y a todas luces contrario a la ley de patrimonio.No es el primero que lo dice: la Facultad de Derecho, el departamento de Proyectos Urbanísticos, la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, el departamento de Escultura, el departamento de Dibujo, el departamento de Historia del Arte de la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Valencia, todos los partidos políticos de nuestra ciudad, salvo el Partido Popular, la Federación de Asociaciones de Vecinos, los sindicatos y asociaciones culturales y de defensa del patrimonio y un sinfín de personalidades entre las que se encuentran, y sólo por citar la últimas, los asistentes al Congreso Mundial de las Artes en el área de Arquitectura: Oriol Bohigas, Luis Fernandez Galiano, Víctor Pérez Escolano, Juan Herreros y Leonel Moura, todos, también se lo recuerdan a la alcaldesa, pero ella, con la fuerza de los votos y nunca de la razón, continúa.
Lo más grave, es que el empecinamiento en llevar adelante este desdichado proyecto, tiene a más de mil familias angustiadas desde hace más de dos años, con la amenaza del desalojo y el desplazamiento hacia otro lugar y forma de vida, y con el miedo al expolio de la expropiación. La insensibilidad de la alcaldesa hacia estas personas es tal, que se niega a hablar con ellas y las señala con el dedo, cada vez que en el barrio ocurre algún percance, actitud propia de un cacique autoritario y no de un servidor público en democracia.
Ahora pide prórroga, para pagar con el dinero de todos los valencianos a alguien que argumente su sin razón.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de octubre de 2000