Qué bien: ya estamos otra vez preparados todos para celebrar la divertidísima noche de Halloween. Es una de nuestras tradiciones que más me gustan. Multitud de bares, restaurantes y hasta hoteles ofrecen ya precios especiales para esa noche tan especial y tan nuestra. Cada vez tiene más aceptación esta fiesta, y eso es algo lógico: aquí somos tan sosos... Tenemos muy poca imaginación y las tradiciones son escasísimas.Pero creo que no deberíamos quedarnos aquí. ¿Por qué no trasladamos el Día de los Santos Inocentes al 1 de abril, tal como lo hacen en los países anglosajones? Es que eso de hacer inocentadas con un frío que pela, no sé, no me acaba de convencer.
¿Y el 11 de septiembre? A mí siempre me ha parecido un poco deprimente el noveno mes del año, con las vacaciones de verano recién acabadas. Creo que podríamos trasladar la Diada al 4 de julio: acaba de empezar el verano, estamos todos mucho más optimistas y eufóricos por el comienzo de la época estival, así que el ambiente sería mucho más festivo. Se me ocurre una idea más. Ya que hemos conseguido que se imponga ese gordo barrigón vestido de rojo llamado Santa Claus, ¿por qué no sustituimos el caganer de los belenes de Navidad por enanitos con una calabaza iluminada por cabeza? Seguro que queda mucho más divertido y mucho más in. Tenemos una personalidad arrolladora.- Jorge Pelegrina Rodríguez. Badalona, Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de noviembre de 2000