"Vuelve con fuerza la moda de los tacones de aguja". A primera vista, la noticia parece una nimiedad, una superficialidad. Nada más lejos de ello. Ahora que nopuede ya aprisionar a las mujeres en harenes, ni atrofiar sus pies vendándoselos, para tenerlas con "la pierna quebrada y en casa", el sistema vuelve a atacarlas imponiendo una moda que les haga sentir inestables, inseguras de sí mismas, neciamente ruidosas, ridículas ante los demás. Para la mujer, más si cabe que para el varón, una vigilancia incesante es el precio de la libertad. ¿Qué esperan sus dirigentes para luchar contra esos intentos de volver a "elevarlas"... para hacerles descender en la escala social?- J. Ortiz Soler. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de noviembre de 2000