La festividad de Todos los Santos transcurrió plácidamente en Euskadi. Los vascos volvieron a acudir a la llamada de sus difuntos a los que obsequiaron con claveles, crisantemos y gladiolos, pero, sobre todo, con el mensaje de que no les olvidan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de noviembre de 2000