El partido cero de Morientes
No hay interés competitivo al fondo. El Madrid, como seguro primero, y el Spartak, segundo, están ya dentro de la siguiente fase de la Liga de Campeones ocurra lo que ocurra hoy. Al tiempo, la lista de ausencias voluntarias blancas -Figo, Helguera (ellos mismos forzaron su sanción), Raúl, Hierro, Roberto Carlos, Helguera, Guti...- da una idea del rango menor del duelo. Y, sin embargo, el Madrid camina sobre cristales rotos en Moscú. Se juega mucho, por contradictorio que resulte. Después de dos contratiempos tan severos como inesperados ante el Mallorca y el Numancia, adversarios de bajo vuelo, la gente espera una respuesta inmediata. Añadir un nuevo resbalón a la semana, con el estruendo que producen estas cosas en el Real Madrid, supondría conducir directo al equipo al incómodo escenario de las crisis. Y esa palabra espanta. El Madrid necesita recuperar la tranquilidad. La interior dentro del equipo y la de sus alrededores. Es un objetivo difícil de cuantificar, que tiene que ver más con el ánimo y el ambiente, pero es precisamente el que precisa alcanzar esta tarde (18.00, hora española) en el frío estadio de Luzhniki.Así las cosas, lo de las bajas -"el Madrid se ha ganado el derecho a actuar como más le conviene a sus intereses; de ahí los descansos y de ahí las oportunidades a la gente que juega menos", aclara Del Bosque- es un arma de doble filo. Por un lado, resta importancia al encuentro como referencia fiable del estado del equipo. Pero por otro, lo que resta es potencial a su propia alineación en un momento capital para evitar la llegada consecutiva de tres resultados negativos. "Al Madrid, juegue quien juegue, siempre se le mira con lupa", asegura el entrenador. "Yo creo que seguimos en el mismo buen camino que estábamos el día 1 de noviembre por la mañana, cuando se nos veía como un equipo en plenitud de forma. Las dos derrotas consecutivas son un dato objetivo incuestionable y se trata, ya no sólo por prestigio, de ganar en Moscú. Pero de partido peligroso, nada".
El asunto ha aumentado la responsabilidad de los inhabituales, que se van a encontrar con una oportunidad para reivindicarse. Ellos se juegan ganarse un hueco en las preferencias de su entrenador y, además, calmar un ambiente que, en realidad, no han contribuido a perturbar. Es el caso de Míchel Salgado, que vuelve al Madrid tras tres semanas de baja por culpa de una rotura fibrilar. "Es un partido para acabar con las sensaciones negativas. En moral sí nos jugamos bastante. Sobre todo, conseguir que no se siga hablando en negativo del equipo y que no se aumente la presión de cara al encuentro del fin de semana ante el Las Palmas".
Si hay un futbolista que cree estar hoy en lo personal ante un examen decisivo ése es Morientes. Dos tropiezos seguidos del Madrid, el único nueve nato en la plantilla... Es su momento. Quiere recuperar la titularidad asidua, y para lograrlo sabe que no puede fallar hoy en un compromiso que él define como "un partido cero". Y se explica: "Si ganamos, como no hay nada en juego, no se le va a dar importancia. Si perdemos, se hablará de que seguimos en línea descendente. De modo que el mal sabor de boca de las dos derrotas no se podrá quitar hasta el siguiente encuentro de Liga. Pero el caso es que hay que regresar a nuestra mejor cara cuanto antes. Porque aunque no soy de los que piensan que hemos entrado en crisis, al Madrid, por ser quien es, le hace mucho daño perder partidos seguidos".Spartak: Filimónov; Kovtun, Tchisse, Parfiónov, Ananko; Bulátov, Bezrodni, Kalinichenko, Titov; Marcao y Písarev.
Real Madrid: César; Salgado, Geremi, Karanka, Solari; McManaman, Makelele o Sanchis, Rivera, Savio; Morientes y Munitis.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de noviembre de 2000