España ha progresado de forma considerable en los últimos años en la lucha contra el contrabando de tabaco. A comienzos del año 1998, el entonces presidente de Tabacalera (hoy Altadis tras su fusión con la francesa Seita), César Alierta, señalaba que el mercado español de contrabando en el segmento de cigarrillos rubios (en el mercado de cigarrillos negros no existe esta práctica) era del 12,8% del total.Alierta denunciaba esta cifra como casi tercermundista a la vez que reclamaba medidas que llevaran esta cifra a porcentajes cercanos a la media de la UE que se hallaba en el 4,5%. La denominada Operación Montaña que llevaron a cabo de forma coordinada las Fuerzas de Seguridad del Estado en la frontera andorrana (la principal vía de entrada) con resultados notables marcó el cambio de tendencia en el contrabando de tabaco.
En el año 1998 la cifra ya se rebajó hasta el 6,7% del total de cigarrillos rubios y en el año 1999 la cifra se situó en el 4,4%, según los dafos facilitados por fuentes de Altadis. Esta cifra ya se halla en consonancia con la media de los países de la Unión Europea.
El pasado año año se vendieron en España 3.200 millones de cajetillas de cigarrillos rubios. Esta cifra aún puede rebajarse en los próximos años si se logra una buena coordinación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
Según los datos que maneja el sector, el contrabando de tabaco tuvo un efecto negativo para la economía española de 62.600 millones de pesetas el pesado año. De esa cifra, 44.200 millones de pesetas corresponden a ingresos fiscales dejados de percibir frente a unos ingresos totales para Hacienda de algo más de 800.000 millones de pesetas. Las empresas tabaqueras dejaron de ingresar 13.100 millones de pesetas mientras que la red de estancos dejaron de cobrar otros 5.300 millones. En el mercado español la marca Winston de la multinacional Reynolds es la que más se vende por el canal ilegal, mientras que en otros países es Marlboro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de noviembre de 2000