El presidente palestino, Yasir Arafat, pedirá formalmente el jueves en Washington al presidente norteamericano, Bill Clinton, que apoye el despliegue de una fuerza internacional de la ONU en Cisjordania y Gaza para proteger la vida y las propiedades de sus ciudadanos. La maniobra ha provocado la indignación del Gobierno de Israel, que ha recordado a los palestinos que lo primero que tienen que hacer es "acabar con la violencia" y respetar los acuerdos de alto el fuego."Necesitamos inmediatamente la protección de la ONU, que debe enviar una fuerza de paz internacional a las fronteras con Israel", reclamaba ayer desde Roma el ministro de Cooperación Internacional palestino, Nabil Shaat. Sus palabras sirvieron para desvelar las intenciones diplomáticas de Arafat.
La reclamación de Arafat trata no sólo de proteger a la población palestina, sino acabar además con el monopolio de Washington en la mediación del conflicto e introducir en una primera etapa a las fuerzas de la ONU, para a continuación intentar colocar como árbitro a la Unión Europea, Rusia o China, según se asegura en círculos gubernamentales palestinos.
"Nos oponemos totalmente a un despliegue de fuerzas internacionales en Cisjordania y Gaza", aseguró ayer el primer ministro Ehud Barak ante la Comisión de Defensa del Parlamento de Jerusalén. Recalcó que la presencia de "observadores internacionales no puede contribuir a solucionar el conflicto y puede, por el contrario, complicar aún más la situación".
Entretanto, dos jovenes, de 17 y 15 años, murieron ayer en enfrentamientos con el Ejército israelí.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de noviembre de 2000