Quiero agradecer la columna de Félix de Azúa titulada Pregunta, del miércoles 8 de noviembre. Muchas veces me pregunto por qué se siguen manteniendo los pequeños o grandes detalles que permanecen en la sombra y a nadie más que a uno mismo importan. Únicamente discrepo con su final. No creo que sea únicamente "la bondad", sino que además es indudable que tiene que ir acompañado de una gran dosis de "pundonor". Es la única forma de continuar con esa labor callada que tantos sinsabores trae en la mayor parte de las ocasiones y que tantas incomprensiones causa.- María Francisca López Torres. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de noviembre de 2000