La pesadilla toca a su fin. Veinticinco de los 260 tripulantes del barco de lujo Seawind Crown cobraron ayer sus salarios atrasados y están listos para partir hacia sus países. Entre hoy y mañana darán por finalizada su aventura en Barcelona, que comenzó el pasado 17 de septiembre, cuando quebró la empresa americana que les había contratado y el barco fue inmovilizado y embargado por orden judicial.Pero no se van contentos. El banco americano que se quedó con el buque tras la quiebra de la empresa sólo ha accedido a pagarles, "por razones humanitarias", el billete de regreso a sus casas y el 80% de los sueldos atrasados. Ni un dólar más. Los primeros en dejar el barco serán los ciudadanos de Costa Rica, Jamaica, Filipinas, Perú y Polonia.
Uno de los tripulantes filipinos, Juan Montilla, explicaba ayer en un tono agridulce: "Hemos aceptado el 80% porque, si no, quizá hubiéramos tenido que quedarnos medio año más peleándonos con la empresa". "Era esto o nada", justificaba una de las camareras polacas.
El resto de los tripulantes esperan pacientemente la llegada de su dinero. Está prevista para la próxima semana, pero prefieren no hacerse ilusiones. "Nos han engañado demasiadas veces", afirmaba uno de los tripulantes hondureños.
Pero si el futuro de los empleados está rodeado de claroscuros, aún es más incierto el destino del barco. De momento continua atracado junto al World Trade Center, aunque está previsto trasladarlo a un lugar más discreto del puerto hasta que el banco americano se lo lleve.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de noviembre de 2000