La Bolsa española cayó ayer a su nivel más bajo del año arrastrada por los valores ligados a la tecnología, las telecomunicaciones y banca. En ello contribuye especialmente la confusión que las decisiones judiciales introducen en el proceso electoral en EE UU. El índice general de la Bolsa de Madrid descendió un 2,31% para cerrar en 935,45, mientras el Ibex 35, el índice que incluye a los valores más importantes y que sirve de soporte el mercado de opciones y futuros, perdió el 2,86%. El Nuevo Mercado de valores tecnológicos acumula un descenso del 54,91% desde su estreno.
Voto en blanco
Las bolsas europeas fueron más estables y terminaron la sesión con recortes más suaves. París bajó el 1,93% y Francfort el 1,31%, mientras Londres subía el 0,15%. La Bolsa de Nueva York y el Nasdaq también perdían terreno al no poder decantarse los inversores por una u otra opción. El índice Dow Jones de Nueva York perdió el 0,25% y el Nasdaq, el 0,15%. Todo indica que los bandazos que está dando el mercado en los últimos días se deben a la incertidumbre de las elecciones presidenciales en EE UU y la preferencia de analistas e inversores por el candidato republicano a la Casa Blanca, George Bush.Una decisión judicial sobre el proceso en Florida afectó al Nasdaq y acentuó la caída de los valores tecnológicos en la Bolsa de Madrid en la recta final de la jornada. Telefónica cayó el 2,84% y Terra, un 12,44%. Amadeus se dejó un 8,51%. También la banca vivió fuertes rebajas, en este caso, como consecuencia de las diferencias entre la oposición y el Gobierno argentino sobre el ajuste fiscal necesario para sanear la economía. El BBVA cedió un 3,27 y el BSCH, el 3,28%. El Popular se beneficiaba de esta situación y marcaba el máximo anual en 37,84 euros al subir un 1,3%.
Para los analistas de Finconsult-Gesconsult, las preferencias del mercado se basan en el uso que Bush y Gore han prometido para el superávit presupuestario y mientras se dilucida prefieren valores con poca volatilidad.
Bush apuesta por utilizar ese margen para reducir la presión fiscal, lo que serviría para estimular la actividad y, por tanto, la base impositiva que permitiría seguir con superávit. Para el candidato demócrata, Al Gore, el superávit debería aplicarse a fines de interés social que permitan mejorar la situación de los más desfavorecidos.
Los mercados, tomando como referencia los de Estados Unidos, han dado un voto en blanco a la primera opción, porque más dinero en manos de los ciudadanos significa más dinero para la bolsa. También existe la eterna preocupación sobre el diferencial de crecimiento entre Estados Unidos y la Unión Europea. "Los inversores esperan señales de que la economía europea no está dejando de crecer tan rápidamente como la estadounidense", explicó Ian Harnett, estratega de UBS Warburg, a la agencia Reuters.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de noviembre de 2000