En un intento desesperado por frenar el grifo de las pérdidas en su negocio estadounidense, el fabricante de automóviles DaimlerChrysler anunció ayer cambios importantes en el seno de la deficitaria Chrysler, que se enfrenta a un agujero superior a los 512 millones de dólares (más de 100.000 millones de pesetas). El movimiento sigue a la destitución de James P. Holden, presidente de la filial estadounidense, y se produce dos años después de la sonada fusión de ambas compañías.La épica unión de la alemana Daimler-Benz y la estadounidense Chrysler para crear el quinto fabricante del mundo se ha convertido en un desastre. Los resultados de Chrysler, que ya son malos, serán peores de lo esperado en el cuatro trimestre y todo el grupo se resentirá. Ante la evidencia, la cúpula, con el presidente, Juergen Schrempp, a la cabeza, ha empezado a actuar.
Primero, ayer se hizo oficial una destitución cantada: la del responsable de Chrysler, James P. Holden, tras poco más de un año en el cargo. Le sustituirá un directivo alemán, Dieter Zetsche. Segundo, una reestructuración a fondo de su pata estadounidense con la creación de la figura del director de operaciones. "Mantendremos nuestros activos y programas de inversiones en las instalaciones de esta región", aseguró Schrempp, refiriéndose a EE UU.
La recuperación de DaimlerChrysler no será fácil. Sus acciones han perdido más de la mitad de su valor desde principios de 1999. Los títulos cayeron ayer un 2,3% tras conocerse que el último trimestre no iba a levantar los ánimos a nadie de la compañía. El próximo responsable de Chrysler, Dieter Zetsche, está considerado como el delfín de Schrempp. Su especialidad es, además, devolver a la normalidad las actividades deficitarias. Pese a sus 47 años, "no tiene miedo de tomar decisiones", se decía ayer en un comunicado oficial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de noviembre de 2000