La compañía Senza Tempo pone a bailar a los zahoríes, los individuos que se dedican a localizar manantiales subterráneos en el desierto, y que estos días lo intentan en la sala Cuarta Pared, por iniciativa del Festival de Otoño. Los directores del espectáculo, Inés Boza y Carles Mallol, han recurrido a los zahoríes como símbolo de lo mucho que hay que indagar en las relaciones humanas para encontrar sentimientos. "La desertización que ha inspirado Zahoríes es la del secano ibérico, la del desierto de cemento en el que vivimos, la de las relaciones humanas", explican. Boza y Mallol, que también bailan -junto a Eduard Teixidor-, vuelven a trabajar "en la frontera entre el teatro y la danza", armada de "imaginación e ironía". El agua es "un elemento escénico real y concepto y materia de los sueños".
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Zahoríes, de Senza Tempo. Hasta el domingo, en la sala Cuarta Pared (Ercilla, 17, metro Embajadores), a las 21.00. Precio: 1.500 pesetas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de noviembre de 2000