Después de leer en EL PAÍS el editorial titulado Actitud rechazable, me gustaría comentar que la escolarización de los niños en cuestión, así como su alojamiento y manutención mientras se localiza a sus familias, son importantes y necesarios. Pero esta actuación nunca debería hacerse con perjuicio, en el caso de la escolarización, de los niños ya normalmente escolarizados, sean cristianos o musulmanes. No puede ser que una actuación política chapucera y precipitada afecte al normal desarrollo y aprendizaje de todos los demás niños, que, no olvidemos, es su innegable derecho. Para los niños inmigrantes habrá que poner a su disposición educadores especializados (que los hay), instalaciones y los recursos necesarios; por favor, hagamos las cosas bien. No se puede aplicar el café para todos en un asunto tan delicado. Es una tentación tildar a los padres de racistas o xenófobos sin más ni más (la ignorancia es muy osada). Quizá los hijos de las "autoridades educativas" españolas vayan a caros colegios privados donde, claro está, ni oyen hablar de este problema. Pero a los padres trabajadores, que pagan sus impuestos, les asiste todo el derecho a reclamar para sus hijos unas condiciones educativas dignas, tanto en el clima de convivencia como en una enseñanza de calidad.- Gonzalo Guerrero Gimena. La Navata, Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de noviembre de 2000