El Ayuntamiento de Barcelona se ha vestido literalmente de Navidad. Un muro formado por 3.000 macetas, cada una con una planta de tomillo, cubre la fachada principal hasta el borde del balcón del primer piso, dejando a la vista tan sólo la puerta principal y las dos hornacinas con las estatuas del rey Jaume I, a la izquierda, y del consejero y defensor de los privilegios de la ciudad Joan Fivaller. De la iluminación se han encargado los alumnos de la Escuela Eina, que han optado por un proyecto con el que se conseguirá ahorrar energía eléctrica, ya que un sistema de espejos multiplica la luz de cada bombilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de noviembre de 2000