Los laboristas israelíes han sido los primeros en iniciar la carrera electoral. El primer ministro, Ehud Barak, presidió ayer en Tel Aviv una reunión urgente, y precipitada, del Comité Central del Partido Laborista, en la que se dieron cita 1.800 compromisarios, y de cuyo debate saldrá la fecha de las elecciones primarias en la que se deberá elegir al cabeza de lista de las próximas elecciones.La salida desatinada de la carrera indignó a numerosos líderes del partido, especialmente a los más veteranos como el ex primer ministro Simón Peres. Éste se quejó de la marcha forzada impuesta por Barak, se negó a caminar tan rápido y como protesta no asistió a la reunión. Peres se justificó: "No es normal que las citas se efectúen con 12 horas de tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchos que tienen que venir de partes alejadas del país y a los que habitualmente se les convoca con una semana de tiempo".
Otros líderes laboristas fueron mucho menos comedidos y desvelaron que se trataba de una maniobra clara para deshacerse de los rivales, que pudieran presentarse a las elecciones primarias; "él [Barak] quiere ser el único". La estrategia de la sorpresa trataba sobre todo de zancadillear al aspirante Abraham Burg, actual presidente del Parlamento, quien ha señalado ya su intención de enfrentarse a Barak en las primarias.
Los dos, Barak y Burg tuvieron el miércoles pasado "un intercambio de impresiones" en un despacho a puerta cerrada. Funcionarios del partido aseguran que los dos hombres se hablaron con "toda franqueza".
Burg y Barak son viejos enemigos. Su última escaramuza había tenido lugar en julio de 1999, cuando el primer ministro israelí trató de evitar el nombramiento de Burg como presidente del Parlamento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de diciembre de 2000