El domingo 26 de noviembre, la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE) y la democracia participativa sufrieron uno de los peores golpes de su corta historia. Y los sufrieron por doble motivo. Primero, por la brutal agresión física, y segundo, por la brutal agresión moral, debido a la desinformación que las fuentes policiales han dado sobre el acto. Por eso mismo, como persona que estuvo allí y sufrió ambas agresiones, quiero decir lo siguiente:1. La policía cargó contra nosotros antes de decir nada por el megáfono. De hecho, la única vez que usó el megáfono fue para avisar de la carga final con pelotas de goma, botes de humo y escudos. ¿A qué viene usar escudo, cuando saben perfectamente que no les vamos a tocar un pelo?
2. El uso de las porras, golpeando indiscriminadamente contra quien tenían delante, fue en todo momento abusivo y fuera de lugar. A pesar de ello, de los agredidos no surgió siquiera una palabra insultante contra ningún miembro de la policía, en un acto ejemplar de la no violencia. Si sólo hubiera habido un policía golpeándonos, nos podría haber golpeado a todos, porque nadie hubiera sido éticamente capaz de levantarle siquiera el brazo.
3. Por eso mismo, me extraña sobremanera que haya cuatro policías heridos, como no fuera por una sobrecarga muscular en el brazo (aunque me temo que, desgraciadamente, ya estarán acostumbrados a ello).
Podría seguir elaborando puntos en contra de ciertas informaciones poco veraces de las fuentes policiales, que han intentado tergiversar la acción, pero sólo cito los más importantes, a mi juicio, por brevedad. Afortunadamente, las imágenes no se han falsificado, y quien haya visto la televisión se habrá dado cuenta de ciertas cosas.- Luis Fernández Felipe.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de diciembre de 2000