Durante los tres últimos siglos, Occidente ha logrado un aumento radical de la esperanza media de vida de sus habitantes, reduciendo sensiblemente la mortalidad por causa de enfermedades infecciosas, etcétera. Y ello gracias no sólo a los avances médicos y al tratamiento masivo con vacunas, sino también merced a la generalización de hábitos higiénicos y conductas preventivas.Sorprende, entonces, que cuando -como ocurre en la actua-lidad- la gente reacciona de forma racional, reduciendo o evitando el consumo de carne de vacuno para intentar prevenir una enfermedad nada deseable, la comunidad de periodistas se empeñe en poner nombre a esa respuesta social y que el nombre elegido sea "psicosis". ¿Por qué se patologiza una conducta colectiva racional, prudente y de alcance muy moderado? La venta de carne de vacuno ha disminuido muy poco -menos de una tercera parte-.
Pensaba que el hábito preventivo, en todas sus manifestaciones -elemento consolidado de nuestros estilos de vida-, era un síntoma de madurez y un avance incuestionable para la calidad de la salud y, por tanto, de la vida.- Natalia Fernández Durán. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de diciembre de 2000