El viernes, el juez chileno Juan Guzmán, que instruye las causas abiertas contra el general Pinochet, decidió procesar al ex dictador y ordenar su arresto domiciliario. La medida sorprendió a todos; a los abogados, al Gobierno y a los militares. Ayer, el equipo de defensa de Pinochet presentó un recurso de amparo para evitar la ejecución de lo mandado por el juez. Y el jefe del Ejército, general Izurieta, no descartó convocar al Consejo de Seguridad Nacional. A Pinochet se le imputa como autor intelectual de la Caravana de la Muerte, en octubre de 1973. Con este gesto, el golpe más espectacular en el caso Pinochet desde la detención del general en Londres, Guzmán logra blindarse contra los intentos de apartarle del caso. Ahora, cualquier maquinación podría ser percibida, dentro y fuera de Chile, como una maniobra política.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de diciembre de 2000