El documental La espalda del mundo se prepara para darse a conocer en los festivales interncionales de cine. Esta semana viaja al de La Habana, donde se exhibirá fuera de concurso; más adelante se proyectará en el de Sundance, en la sección World Films, y en el de Berlín, en la sección Forum. "La película ha demostrado que hay un público para este tipo de temas", opina Querejeta. Es una película, más que de denuncia, de acercamiento a la realidad poco conocida de los que no tienen nada, los despojados. Por eso también, la historia de La espalda del mundo no termina cuando se encienden las luces de la sala. Una página web (www.laespaldadelmundo.com) propone un proyecto de desarrollo para la zona para acabar con el trabajo infantil, destinado a organizaciones no gubernamentales, y también escribir a los presos que aguardan en el corredor de la muerte.
Parte de las ventas de la banda sonora se destinará a los niños picapedreros de Carabayllo."El disco incluye la música utilizada en la película y fragmentos de los monólogos de los protagonistas", explica Corcuera. "En la parte peruana incluimos temas andinos que evocan el lugar de donde provienen estas familias de emigrantes a la ciudad, y también temas chicha de los que se escuchan en los microbuses de Lima". La segunda sección del disco contiene música kurda. "Un año antes del rodaje estuvimos en Kurdistán y nos echaron. La gente con la que hablamos, al despedirse, nos regalaba cintas con su música", continúa el director. "Para la parte de los condenados a muerte encargamos música original a Alfonso Arias, miembro del grupo Hechos contra el Decoro".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de diciembre de 2000