Activistas de Greenpeace llevaron ayer al Ayuntamiento de Bilbao cenizas tóxicas y reclamaron al alcalde, Iñaki Azkuna, de que paralice el proyecto de Zabalgarbi. Greenpeace recordó que el Gobierno mallorquín cerrará unas instalaciones similares abiertas en 1996.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de diciembre de 2000