Por donde pasa, el Nobel José Saramago remueve las aguas. Presente en varias ciudades de Brasil, donde lo consideran un escritor brasileño, para presentar su última obra, La Caverna, la polémica le sigue como un rastro de sombra. A quien le pregunta si toda esa gente que llena cualquier lugar donde se presenta son lectores suyos responde: "No. Muchos nunca me han leído, pero han oído hablar de un señor alto, flaco, calvo, que tiene una sola cosa que decir: que dos y dos son cuatro". Aunque también dice que lo que a él le gusta destacar de la esquizofrenia de esta sociedad es lo que la gente prefiere ignorar. Curiosos los brasileños por saber si el Nobel se va a convertir a sus años en actor de cine, Saramago ha negado y renegado que vaya a aceptar el papel que le propusieron en el filme portugués Resganso, de Raquel Freire. Según la prensa brasileña, a Saramago, de conocida fe comunista, no le gustó el papel de encarnar el lado oficial e institucional de la universidad. ¿Y si el papel hubiese sido otro? Ahí el escritor portugués ha dejado sin revelar el misterio, aunque cada día afirma con mayor fuerza que más que la literatura le interesa lo que se está cociendo en un mundo que no le gusta.-JUAN ARIAS,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de diciembre de 2000