No sólo George W. Bush y Al Gore tienen puestas sus esperanzas en la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos. El Legislativo de Florida, de mayoría republicana, confía en que el fallo de la máxima instancia judicial la rescate de la responsabilidad de decidir el próximo inquilino de La Casa Blanca.Pero por si acaso no fuera así, hoy inicia una sesión con el fin de asegurarle a Bush los 25 compromisarios del Estado, que se llevará a votación el miércoles. La medida ha provocado una gran controversia en el bando demócrata, que la califica de "ilegítima".
"Continuaremos con el plan previsto, porque no hay la certeza de que el proceso no se alargue en las Cortes y nosotros no podemos perder los 25 electores. Ahora, si el Supremo toma una decisión firme, ya no habría necesidad de que interviniéramos", explicó el legislador Mario Díaz Balart, uno de los miembros republicanos del comité selecto de la Cámara.
También proseguirían con la sesión especial si el dictamen del Supremo favoreciera a Gore, en cuyo caso el Estado se podría encontrar con dos grupos de compromisarios y entonces sería el Congreso el que dirimiera la disputa.
Los centros de recuento de votos, que el sábado habían comenzado a revisar cerca de 50.000 sufragios manualmente, ayer permanecían cerrados, en compás de espera por si tienen que reanudar su tarea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de diciembre de 2000