"El dinero es cobarde", reza un antiguo proverbio árabe, que expresa una verdad válida en todas las lenguas. El mensaje es claro: a nadie le gusta invertir en zonas de gran inestabilidad política. (...) En el conflicto entre israelíes y palestinos hay tres aspectos cruciales relacionados con la economía: la posibilidad de una separación real entre el Estado judío y el futuro Estado palestino; un test sobre el crecimiento económico sostenido en Oriente Próximo; (...) una prueba práctica de cuánto puede sostenerse realmente la new economy (...) ante una seria crisis regional. (...) Las guerras tienen siempre un coste económico, (...) y el precio pagado por las dos sociedades civiles, la israelí y sobre todo la palestina, es ya altísimo. (...) Tras el derrumbe total del turismo, la segunda fuente de ingresos en Israel, (...) y la primera en los territorios de la Autonomía Palestina, y las graves repercusiones en el sector de la construcción, los daños se multiplican en múltiples esferas. Con un efecto de dominó. Las dos economías guardan una estrecha relación entre sí, casi indisoluble, con una casi total dependencia de la economía palestina respecto a la israelí. (...) La situación de conflicto ha paralizado los intercambios (...) Pero el daño económico más grave proviene del enfriamiento de la actividad económica en esos territorios. (...) ¿Un escenario demasiado pesimista? Quizás sí, y lo demuestra el hecho de que desde los países árabes siguen llegando mensajes que excluirían cualquier interés en propagar el conflicto. (...)
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de diciembre de 2000