Los nacionalistas no paran de quejarse de que les están demonizando, de que les quieren ¿erradicar?, de que no se les puede asimilar a los colegas de los asesinos. Sus dirigentes no paran de exigir que esto tiene que terminar, y, por lo plañidero del tono que utilizan, parece ser que el asunto les importa y les duele. Pues para que esto cambie, y de inmediato, una solución muy simple sería que el PNV dijera públicamente algo así como: "Hasta que no terminemos entre todos con el terrorismo etarra, nuestro partido renuncia a plantear cualquier tema que tenga que ver con la autodeterminación y la soberanía. El día siguiente a que desaparezca el fascismo de nuestro pueblo retomaremos, con mayor energía si cabe, nuestros principios políticos". Ya verían cómo todo cambia para bien y, de paso, se sienten muchísimo mejor.- Pedro Orlando Olaso. San Sebastián.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de diciembre de 2000