Ha vuelto a abrir Zeleste, ahora Razzmatazz, y la ciudad cuenta de nuevo con un espacio que nunca debió perder. Por supuesto, la recuperación del local ha llegado de manos de la empresa privada, gente que se jugará su dinero. Vaya desde aquí mi agradecimiento a las instituciones públicas que otra vez han demostrado, pasando de todo, su enorme sensibilidad por la cultura musical moderna. Ya se sabe que el pop-rock es una cosa estridente de melenudos...- Marina Solís. Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de diciembre de 2000