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La discográfica Discos Suicidas pone en circulación dos nuevos elepés de 'punk rock' básico, su especialidad

Discos Suicidas es la división más conocida de Hilargi Records, compañía discográfica vizcaína que cuenta con sucursales en México y Argentina. Así, el punk rock básico, estilo en el que se ha especializado el citado subsello, supone una inversión rentable, por lo que no extraña que siga lanzando al mercado álbumes como Todo es mentira, tercera entrega de Putakaska.El quinteto de Barakaldo puso en 1995 punto y aparte a una carrera que había comenzado nueve años antes y ahora reaparece con 17 canciones, incluidas dos adaptaciones del Somebody's gonna get their head kicked in tonight de Rezillos y del tradicional Guantanamera, en las que a menudo recuerda a conjuntos como La Polla Records y Reincidentes. Curiosamente en ello tienen mucho que ver Mikel Biffs y Txema Rotaflesh, dos miembros de Safety Pins, conjunto bilbaíno que nada tiene que ver con ellos.

Ambos han grabado, mezclado y masterizado en Chockablock un repertorio previsible que lo mismo critica el contenido de la programación televisiva y a la iglesia católica, que resalta la dureza de la vida en la calle.

Pero Discos Suicidas no se limita a fichar grupos vascos, también da cobertura a bandas como Guerrilla Urbana, quinteto canario que en su última entrega, 1983-1993, ha vuelto a grabar temas ya recogidos en sus dos primeros elepés, Razón de Estado y Toque a degüello, hoy descatalogados.

Según sus autores, en su día se registraron "en unas condiciones técnicas paupérrimas" y se han recuperado de este modo "dada la actitud de perro hortelano exhibida por la compañía poseedora de los masters, que ni edita ni deja editar". Esa falta de entendimiento con sus anteriores patrones ha empujado a Guerrilla Urbana a encerrarse con el productor Kaki Arkarazo para volver a plasmar 14 muestras de punk rock acelerado que atestiguan su gusto por las guitarras afiladas e incisivas.

Una instrumentación agresiva que refuerza unos textos críticos que son auténticas crónicas de su descontento con cuestiones tan trilladas como los métodos del antiguo sistema educativo y la sempiterna diferencia entre norte y sur del planeta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de diciembre de 2000