El año se despide en la Bolsa en medio del desinterés general, lo que está facilitando la labor de algunos cuidadores que tratan de poner remiendos allí donde la coyuntura ha provocado desgarrones importantes. En cuanto a los inversores particulares, su único interés reside en no quedar atrapados en valores con dificultades y en generar minusvalías para cuadrar las cuentas con Hacienda, algo que sólo pueden permitirse los que hayan tenido el privilegio de ganar algo de dinero en el primer trimestre del año.Con este planteamiento, el papel se impone y son muy pocos los valores que reaccionan a última hora para frenar los abultados descensos que acumulan. Las únicas compras que se detectan buscan valores sólidos, aunque ese concepto está en revisión después del ejercicio que ha ofrecido Telefónica, ya con un descenso acumulado en el año del 29,31%.
Incluso en el mercado secundario de deuda, en el que las rentabilidades estaban en mínimos anuales, se están produciendo importantes realizaciones de beneficios para aprovechar el tirón de los precios. La rentabilidad de la deuda a 10 años saltó desde el 5,12% hasta el 5,17%, confirmando que las expectativas a corto plazo son un enigma y que los inversores prefieren ahora la liquidez para tomar posiciones después, una vez comprobado como comienza el próximo ejercicio.
Las bolsa de Nueva York ganó ganó 65,60 puntos (0,6%), gracias al empuje de los sectores farmacéutico y financiero. El índice Nasdaq de valores tecnológicos recuperó 18,41, el 0,72%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de diciembre de 2000