La 'marcha Radetzky' abre el siglo
'El arte es el mejor regalo de Dios. Amadlo también en el nuevo milenio'. Con este augurio para un buen futuro, Harnoncourt, de espaldas a la orquesta, se dispuso a dirigir a los espectadores durante la Marcha Radetzky. Con tal destreza que, desde que existe el ritual vienés de Año Nuevo, o sea, desde 1939, nunca se escuchó tan acertado acompañamiento de palmas para los compases de la monumental obra de Johann Strauss padre, que, como siempre, sirvió de clausura del concierto.