El pasado 25 de diciembre moría en Boston, a los 92 años de edad, Willard van Orman Quine, uno de los filósofos más importantes del siglo XX. Cuando a tantas ilustres mediocridades que se van de este mundo con las manos vacías se las despide en las necrológicas de los diarios españoles con el ringorrango admirativo propio de una intelectualidad de pacotilla que reparte credenciales según modas e ignorancias, me parece de justicia enviarles esta breve nota en memoria de una figura tan señera del pensamiento crítico y pragmático contemporáneo, cuya desaparición ha pasado inadvertida entre nosotros.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de enero de 2001