Una investigación ruso-sueca que será presentada oficialmente la próxima semana muestra que Estocolmo se negó a negociar la liberación del famoso diplomático Raoul Wallenberg, que en 1945 cayó en manos de los servicios secretos del Kremlin en Hungría. Wallenberg salvó la vida de miles de judíos proporcionándoles pasaportes falsos o protección bajo la bandera sueca.
El diplomático pereció en 1947 en la cárcel que el KGB tenía en su sede central. Durante años Moscú aseguró que Wallenberg había fallecido de un ataque al corazón, pero después Vladímir Kriuchkov, jefe de los servicios secretos soviéticos bajo Mijaíl Gorbachov, declaró que había sido fusilado.
Sólo en diciembre pasado las autoridades rusas reconocieron oficialmente que Wallenberg, pese a su inmunidad diplomática, había sido detenido por 'órganos no judiciales' y permanecido encarcelado más de dos años y medio hasta su muerte.
El Kremlin aparentemente estaba dispuesto a canjear a Wallenberg por ciudadanos soviéticos que se encontraban en Occidente, pero, según el periódico Svenska Dagbladet, el entonces ministro de Exteriores sueco, Osten Uden, se opuso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de enero de 2001