Los hijos de algunos de los peruanos que venden su artesanía en el mercadillo de la plaza de España de Vitoria aprovecharon la mañana de ayer, mientras sus padres trabajaban, para jugar con los presentes que de madrugada les dejaron los Reyes Magos. Para ellos, como para el resto de los críos, la jornada de ayer estuvo dedicada a probar los juguetes. A ninguno le importó la lluvia que cayó en algunas ciudades para sacar a pasear los patinetes, los coches de bebés o los teledirigidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de enero de 2001