Atribuyen a Lope de Vega aquella opinión de que el actor no es, ni más ni menos, que una caja vacía donde se pueden volcar sentimientos o ideas. La definición del famoso autor ha sido repetida, subrayada o discutida desde entonces por todas las gentes del teatro. Hace apenas dos meses, Albert Boadella completaba la visión de Lope de Vega sobre los actores con el perfil que trazaba de Ramon Fontseré, al que habían distinguido con el Premio Nacional de Teatro. El siempre iconoclasta director de Els Joglars calificaba así a uno de sus actores-fetiche: 'Por encima de actores formados en las mejores escuelas del mundo, el mejor actor que he tenido, Fontseré, se entrenó en la granja de ganado porcino de su padre. Es todo un ejemplo que habría que seguir a la hora de formar actores. Ha conocido la vida desde donde hay que conocerla, dando pienso a los cerditos y ahora da pienso al público. Es cojonudo'. La trayectoria vital, abierta a todas las experiencias, como la mejor escuela del arte aparece, una vez más, en la figura portentosa, aunque desconocida para el gran público, de Ramon Fontseré.
Actor que sólo se ha dedicado al teatro, autodidacta en buena medida y que huye deliberadamente del intelectualismo, Fontseré sigue la tradición de Els Joglars y al recibir el Premio Nacional de Teatro declaró: 'Tengo un sentimiento poco romántico hacia los premios y pienso que lo mejor es el asunto crematístico, por los cinco millones'. Ferviente admirador de un intérprete genial como Pepe Isbert, el actor de Els Joglars encarna desde ayer en el teatro Principal de Valencia a Dalí, o mejor dicho, a Daaalí, según reza el título de la obra que permanecerá durante un mes en cartel. Tras sus magistrales papeles de Jordi Pujol o de Josep Pla en anteriores montajes del grupo catalán, Ramon Fontseré, o mejor dicho Fooontseré, construye en esta pieza teatral una memorable recreación del pintor de Cadaqués. Para todos aquellos que quieran o sepan disfrutar del buen teatro, no dejen pasar la oportunidad de ver a uno de los mejores actores que pisan hoy los escenarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de enero de 2001