La pareja de guardias urbanos, un hombre y una mujer, hacía la ronda nocturna en su coche patrulla cuando apreció que un Renault 19 blanco llevaba una puerta mal cerrada y avisó al conductor. Tras hacerlo, la patrulla se colocó detrás del vehículo y comprobó que la placa de la matrícula estaba mal puesta. Las sospechas de los guardias se dispararon al recordar que dos de los últimos coches bomba empleados por ETA eran del mismo modelo. Cuando el Renault 19 se detuvo ante un semáforo en rojo, los policías pasaron a la acción pidiendo la documentación al conductor, que se echó la mano a la chaqueta. El guardia sacó entonces su pistola y le encañonó. Los etarras se entregaron sin ofrecer resistencia e informaron a los policías de que llevaban explosivos. Los detenidos participaron en los últimos atentados de ETA en Cataluña, según la policía. Interior buscaba anoche a un tercer integrante del comando y registraba dos pisos, uno de ellos en el centro de Barcelona, usados por los detenidos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de enero de 2001