El Ministerio de Defensa expuso ayer cómo se transmitió la información sobre el uranio empobrecido, supuesto causante del síndrome de los Balcanes, a través de la cadena de mandos militares, y cómo, según él, este flujo se paró tras llegar a los mandos militares españoles: después de que EE UU se lo comunicara al mando europeo de la OTAN, ésta lo trasladó a la Kfor, y el mando de la Kfor, a los mandos de las unidades, incluida la española. 'Toda la información fluyó a través de los canales de mando militar, en cuanto que era de interés para las operaciones, pero no se comunicó a los gobiernos de la Alianza por no considerarse relevante a otros efectos', asegura Defensa. El ministro portavoz, Pío Cabanillas, no quiso explicar en su comparecencia ante la prensa si los militares españoles informaron a sus superiores políticos, ni aclaró por qué el Gobierno no les preguntó cuando tuvo que responder a las preguntas del Parlamento; se limitó a leer el comunicado oficial. 'No es propio de un país democrático', declaró Willy Meyer, ex diputado de Izquierda Unida. La explicación es 'gravísima, preocupante e insólita'. Un portavoz del PSOE lo consideró 'lamentable'.
El portavoz de uno de los cinco organismos a los que la ONU ha confiado el informe sobre las zonas bombardeadas en Kosovo, la OEIA, declaró ayer a EL PAÍS que la mezcla de uranio con las vacunas que recibieron los soldados o con los agentes químicos liberados puede ser la causa de las enfermedades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de enero de 2001