El Gobierno asturiano ha inhumado centenares de reses en el vertedero controlado del Consorcio de Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa), ante la imposibilidad de incinerar todos los restos de animales muertos, tal y como impone desde el 25 de noviembre la legislación española y europea. Cogersa, un consorcio controlado por el Principado de Asturias y los 78 municipios de la comunidad, aprobó en noviembre la construcción de un segundo horno, pero no podrá disponer de él antes de octubre próximo, según el consejero de Medio Ambiente del Principado, Herminio Sastre. 'El decreto que obliga a incinerar todos los restos de animales muertos se ha hecho de forma apresurada y sin tener en cuenta las instalaciones y medios de que se dispone en España', alegó Sastre, quien desmintió que sea cierto, como ayer denunció un concejal del PP de Gijón, que Cogersa está enterrando reses en fosas sin tratamiento previo con cal viva.
Los animales que mueren en las granjas, del orden de 15 reses al día, son enterrados en las fosas habilitadas en las instalaciones de Cogersa. 'Llegan con certificado veterinario e identificación y, tras su inhumación, se envía un certificado al propietario del ganado', señaló Sastre. Se trata, según el consejero, de 'inhumación en vertedero controlado y sin vertido alguno al exterior'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de enero de 2001