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CARTAS AL DIRECTOR

La ministra de Sanidad

El pasado 9 de enero tuve la desgracia de ver y escuchar por televisión, estupefacto, la conferencia de prensa de la ministra de Sanidad sobre el caldo de espinazo de vaca. Resultó absolutamente kafkiana. Me pareció tan inverosímil y tan poco inteligente todo lo que nos explicó sobre el tema, que todavía no he salido de mi asombro.

Que la ministra represente a los españoles, entre los que me cuento, en foros internacionales me llena de vergüenza. Durante más de media hora soporté su intervención ante la prensa y en ese tiempo nos explicó, a los periodistas y a los que en ese momento teníamos conectado nuestro televisor, las diferencias existentes entre la columna vertebral, el espinazo, la médula, el tuétano y los huesos de caña, con el añadido de señalarse en su propia anatomía la situación de los distintos huesos y otros entresijos a los que en ese momento aludía.

Espero su dimisión o cese, a no ser que a alguien le interese que, cumpliéndose el axioma 'cuanto peor, mejor', le resulte más fácil un nuevo apretón de tuerca en lo referente a la no del todo confesada privatización de la sanidad pública. No tengo nada que ver, ni de lejos, con ganaderos, con comerciantes de carnes ni con nada que me aproxime al mundo de la sanidad, pública o privada. Simplemente soy un ciudadano al cual molesta que una persona que nos gobierna (entre comillas), pueda ser de maneras y verbo tan toscos.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de enero de 2001