El Villarreal ahondó en la crisis del Celta, que no encuentra la fórmula para resarcirse de sus males. Los gallegos cambiaron su estilo, pero perdieron igual. Con el déficit de puntos que arrastra el Celta, sin abandonar del todo las buenas formas que caracterizan a su estilo de juego desde hace tiempo, se dejó de sutilezas y se administró por dosis de carácter. Pero el Villarreal fue más rudo, más incisivo, tuvo más claridad y acierto en los últimos metros. El Celta sólo pudo equiparar sus fuerzas en la primera mitad, que resultó más equilibrada. Tras el gol de Unai, los gallegos se deprimieron; en el segundo periodo el Villarreal noqueó por completo al conjunto de Víctor Fernéndez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de enero de 2001