Españoles, alemanes y holandeses, son los ciudadanos europeos que se muestran más preocupados y que más desconfían de las bondades de la llegada de la moneda única. El 48% de los encuestas en España dice estar 'algo insatifescho' o 'muy insatisfecho' por la sustitución de la peseta por el euro, según el Barómetro Europeo de Demoscopia. La caída del dólar en otoño pasado fue muy o bastante preocupante para el 74% de los españoles.
La rubia, con más de 130 años de historia, parece muy arraigada en las costumbres y en la confianza de los españoles, aunque también ha sufrido importantes devaluaciones respecto al dólar y al marco a lo largo de su dilatada vida.
La semana pasada, el secretario de Estado de Economía, José Folgado, comentó la preocupación de este ministerio por la posible subida de los precios debido al redondeo en el coste de bienes cotidianos de consumo, como el café, la cerveza o el periódico, que están por debajo del euro en algunos acasiones.
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Si los datos son preocupantes en España, en Alemania aún son peores. En el país considerado como la locomotora económica del Viejo Continente, la proporción de insatisfechos casi dobla a la de satisfechos. Los alemanes que consideran positivo la llegada del euro son menos de un tercio de los entrevisitados, exactamente el 29%. En este país, donde la evolución experimentada en esta opinión es con mucho más negativa: han aumentado 17 puntos los insatisfechos y han disminuido 18 puntos los satisfechos respecto al año anterior.
El único país encuestado que no pertenece al área euro, el Reinio Unido, aunque mantiene una clara mayoría de gente satisfecha con no perder la libra esterlina, el 62% del total, son menos de los que había hace un año. Exactamente los disconformes con el aislamiento británico son un 30% frente al 25% registrados en la edición anterior.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de enero de 2001